Reconocimientos
Fernando Zóbel, pintor, grabador y dibujante español, nace en Manila en 1924.
Termina Filosofía y Letras con la calificación “Magna cum laude” en la Universidad de Harvard (1946-1949) y entra al servicio de la misma como investigador bibliográfico (1949-1951). Durante esta época empieza a pintar.
Expone por primera vez en Boston en una muestra colectiva, en 1951.
Regresa a Manila para ayudar en la Compañía Ayala, propiedad de la familia, donde permanece varios años (1951-1960), durante los cuales continua pintando y exponiendo.
Realiza su primera exposición individual en la Philippine Art Gallery, en Febrero de 1952.
En este tiempo ocupa la cátedra de Bellas Artes en la Universidad del Ateneo de Manila.
En 1955, en uno de sus viajes a España, descubre la joven pintura española y toma contacto con Gerardo Rueda, Luis Feito, Guillermo Delgado y Antonio Lorenzo. Poco tiempo después, iniciaría su colección de arte abstracto español.
Es nombrado director del Museo de Bellas Artes de la Universidad del Ateneo de Manila. Esta misma Universidad le concede el titulo de Doctor en Letras “Honoris Causa”.
En 1959, expone por primera vez en España en la Galería Biosca de Madrid, entonces dirigida por Juana Mordó.
A partir de esta fecha, y a pesar de los numerosos viajes a Filipinas, su actividad artística queda centrada en España y expone “in absentia” en toda una serie de colectivas importantes de pintores españoles: Museo Guggenheim de Nueva York, museos de Friburgo, Basilea, Munich, Düsseldorf, Tokio, etc.
En diciembre de 1960, decide dejar sus negocios en Filipinas y dedicarse por entero a la pintura para en 1961 instalarse definitivamente en Madrid.
En el año 1963 y con su propia colección de pintura abstracta española, que ha ido haciendo poco a poco, crea el Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca, con la colaboración de Gustavo Torner y Gerardo Rueda. Museo que abriría sus puertas el 1 de Julio de 1966 y en cuyo primer catalogo el propio Zóbel diría: “Hace más de diez años, entusiasmado por la categoría de la obra abstracta de mis compañeros y viendo con pesar que los mejores ejemplares de este tipo de manifestación artística se marchaban al extranjero, me puse a coleccionar cuadros, esculturas, dibujos y grabados (…). La colección fue cobrando importancia hasta superar cualquier otra de arte abstracto español. Me surgió una especie de deber moral de colgarla dignamente y ponerla a la vista del publico” Este mismo año le son concedidas las Encomiendas de Isabel la Católica y Alfonso X el Sabio, y es nombrado Conservador Honorario de Libros Raros y Manuscritos de la Biblioteca de la Universidad de Harvard.
El Ayuntamiento de Cuenca le nombra hijo adoptivo de la ciudad, en 1972.
En 1981, dona la colección del Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca a la Fundación Juan March.
En 1983, le es concedida la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes y la Fundación Juan March le nombra miembro de su Comisión Asesora.
Es elegido Académico Numerario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, sin llegar a leer el discurso de entrada por su repentino fallecimiento en Roma en Junio de 1984.
A título póstumo le son concedidas la Medalla de Oro de la ciudad de Cuenca y la Medalla de Honor de la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo de Santander.
No sé muy bien lo que es un cuadro “bello en si”. La palabra belleza se ha vuelto muy sospechosa, y no sabemos muy bien lo que entiende la gente cuando la empleamos. Yo por lo menos la empleo poco para evitar confusiones. La frase “cuadro bello” tiene cierto sabor inconsciente a temática decimonónica: a crepúsculos y desnudos suntuosos, a nocturnos con cipreses y agonías históricas. Perversamente se piensa en el tema y no en el cuadro.
Evidentemente la belleza es otra cosa. Se trata, creo, de un resultado. La belleza no se busca. Aparece sola cuando funcionan toda una serie de cosas. Aparece sin querer.
Yo diría que un cuadro es bello cuando cumple claramente su intención. En ese sentido, claro que me interesa. Toda cuadro es una nueva búsqueda, y cuando sale, es aportación. Cada lienzo nuevo es una aventura, aunque no se trata de ogros y dragones.